Se trata de la etapa más montañosa de la Ruta Vicentina, un recorrido exigente desde el punto de vista físico, con subidas largas por terrenos caracterizados por su dureza e irregularidad, pero que te permitirán disfrutar de unas vistas deslumbrantes sobre la planicie y el Atlántico desde lo alto de la sierra.
Se trata de la etapa más montañosa de la Ruta Vicentina, un recorrido exigente desde el punto de vista físico, con subidas largas por terrenos caracterizados por su dureza e irregularidad, pero que te permitirán disfrutar de unas vistas deslumbrantes sobre la planicie y el Atlántico desde lo alto de la sierra.